Nuestra Interoceánica: ¿Próximo "elefante blanco"?
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas | LOS ANDES 24 agosto 2009
Estando a un despacho de la agencia de noticias española EFE (1), Brasil financiará la construcción de un "Corredor Bioceánico" de trescientos kilómetros de longitud que unirá la región de El Chapare (notable productora de coca) con San Ignacio de Moxos, en la ceja de selva del departamento de Beni, en territorio boliviano.
Según la mencionada información periodística, en el futuro, ese tramo formará parte de la estratégica infraestructura vial a la que se ha bautizado como "Corredor Bioceánico", previsto para unir el puerto brasileño de Santos ubicado en el Océano Atlántico con el de Iquique, Chile, en el Océano Pacífico.
La información hace notar que ambos países han suscrito un convenio para realizar el proyecto, citando solo a uno de sus efectos sociales, cual es de generar "4,500 empleos directos e indirectos". No queda ahí, pues hasta se hace conocer que la ejecución de las obras estará bajo la responsabilidad de la empresa, seguramente brasileña, OAS "que además ejecuta otros dos proyectos viales en el país: Potosí-Uyuni y Potosí-Tarija".
El trazo de esa gran vía que atravesaría de medio a medio el subcontinente americano resulta altamente estratégico y no se requiere ser muy zahorí para percibir las notorias implicaciones geopolíticas que comporta. Son básicamente cuatro los países que tienen intereses directamente involucrados en ese proyecto:
Brasil tendría una nueva salida al pacífico por una ruta comparativamente más ventajosa que nuestra interoceánica, por el ahorro de miles de kilómetros que ella significaría para llegar a puertos del pacífico; por atravesar una orografía más llevadera que la que representa remontar los Andes peruanos(2); y, sobre todo, por su cercanía al poderoso sur brasileño, en actual eclosión económica, ávido de exportar su gran y diversa producción a los países de la cuenca del pacífico.
Perú, no puede dejar de desear que su proyecto no solo se culmine con éxito, sino también que entre en servicio de forma que los productos brasileños pasen por nuestra interoceánica en su camino al mar, movilizando las economías regionales y locales. Ahora, con esa "nueva interoceánica" corre el gran peligro de convertirse en un elefante blanco, pues el flujo esperado de transporte de mercadería se vería menguado al punto que su uso por transportistas de Brasil se pondría lejos del previsto. Y pensar que esa carretera viene costando muchos millones que salen del erario nacional y ha costado muchas y sacrificadas luchas al pueblo puneño. Y pensar que estamos usando preciados recursos nuestros para darle una salida vial a Brasil, que –pese a todas las justificaciones que se han divulgado- será el más beneficiado con el proyecto peruano en marcha.
Chile vería grandemente afianzado su objetivo de convertir a Iquique en el "más grande y mejor puerto del litoral del pacífico sur". Este puerto cobraría notable importancia estratégica en el litoral occidental de Sudamérica, con efectos negativos en los adelantos que se espera en los puertos peruanos de Ilo y Matarani. Además daría motivos al estrechamiento de las relaciones chileno-brasileñas y chileno-bolivianas, con efectos negativos en nuestros intereses permanentes y nuestra seguridad.
Bolivia resultaría enormemente beneficiada con la vía, ya que incrementaría cualitativa y cuantitativamente su intercambio comercial con su vecino; y, si tal financiamiento está "atado" a la explotación del litio, como se anuncia, la participación del Brasil, con su -de lejos- mayor desarrollo científico y tecnológico podría fortalecer sensiblemente su economía en actual sostenido crecimiento. Por lo demás, el efecto económico movilizador del pase de transportes de carga y otros por territorio boliviano, acarrearía muchas más posibilidades que limitaciones.
Aplicando el dicho "no hay amor sin interés", Brasil se compromete a financiar –no sabemos si con préstamo a bajo interés o financiamiento no retornable- los trescientos kilómetros de carretera selvática, a cambio de que Bolivia admita una participación bilateral en la explotación del litio de Uyuni, cuyas reservas son las mayores del mundo y podría ser el recurso que catapulte al país altiplánico a insospechadas escaladas de desarrollo, tal como lo describimos en un trabajo anterior(3).
Frente a todo lo expuesto, no cabe sino preocuparnos mucho, analizar a profundidad las implicancias del proyecto e idear las estrategias y políticas que puedan hacer valer nuestros intereses. Todo un reto para nuestros políticos.
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(1) Publicada en diario La República 23 de agosto 2009, bajo el epígrafe: "Lula financia "interoceánica" a Bolivia"
(2) Siempre según la información bajo comentario, "Para los brasileños, la "carretera interoceánica" que pasa por territorio peruano sólo es útil para circular por el departamento de Madre de dios, pues el resto de la ruta resulta muy difícil por la altitud y la dificultad de los pasos cordilleranos. En Bolivia la ruta es mucho más plana y directa".
(3) Guillermo Vásquez Cuentas: "El Litio y el desarrollo de Bolivia". Diario LOS ANDES 5 de abril 2009
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