A LA VUELTA DE LA ESQUINA.

A LA VUELTA DE LA ESQUINA.
YA SE VIENEN!!!

8/10/09

al margen: Por qué no soy indigenista.

Amigo:
Nadie pide que renuncies nada, si quieres invéntate lo que quieras sobre tu historia (al fin y al cabo, eso hacen los nacionalismos, puros reinventos), allá quien te cree, problema suyo; esta bien que exijas ciudadanía porque todos tenemos derechos sobre lo que aportamos o lo que construimos; aunque NO ES CIERTO, infinitamente no, que sólo los aymaras hayan tenido problemas de acceso a esos derechos. Ni siquiera sólo los aborígenes. Y, peor aún, es inferir que por esos problema de estructura de todos los países del mundo, los excluidos (de todos los colores de piel) son seres con superioridad geneticamente codificada, aquí entramos en problemas mayores.

Es fácil, muy fácil ser racista; creeme que a mi, siendo de origen en la provincia 194 de 195 (tomando en cuenta el parámetro de salud del PNUD) en mi país, la penultima; con mi experiencia muy cercana algunos nucleos de esta corriente de moda en sudamérica, militando en la ultraizquierda como milito (aunque no imagino un mundo posible con socialismo), conociendo lo poco que conozco de lo mío, me vendría muy cómodo enarbolar el racismo. Pero entre muchas cosas, considero que esa opción es irresponsable.

Ser racista de izquierda en nuestros países, no es decantar por el color de piel (una estupidez que se quiere hacer creer), sino por la falta de oportunidades, por falta de instrucción, por la credulidad de quien no tiene mucho mundo recorrido; es orientar el discurso hacia los nucleos más ingenuos y llenos de bronca, azuzandolos utilizando sus debilidades, mostrandoles, generalmente, sólo verdades que conviene al propósito de solevantar, ciñendo aun más el velo de la ceguera popular, enclaustrando todavía más al hombre de pueblo en su ostracismo; y eso significa iniciar un baño de sangre maquiavélico porque las broncas ciegas por mala información, generan odio por puro placer de revancha.

Al final es un ciclo político absurdo porque los ingenuos, los faltos de oportunidades, nunca llegarán más allá de ser carne de cañon o pueblo llano, como nosotros; absurdo porque los azuzadores lo tiene todo muy bien calculado para ser ellos quienes ahora ganen ("les toca"); absurdo porque nuestros países no sólo se sumirán en una voragine de violencia y gastos inútiles, sino que AL PROPONER UN CAMBIO DE SISTEMA, DENTRO DEL MISMO SISTEMA (un absurdo total), con corrupción, con la debilidad humana por la riqueza fácil, con el mundo en pugna por lo "competitivo" contra lo "no competitivo", en suma CON "EL DINERO" y lo que significa; además, con la "democracia" que nos es conocida, y la forma de pensar, responder y ejecutar acciones nuestras, de humanos del siglo XXI; porque todo eso no puede cambiarse en una, dos o diez generaciones, es que veo que los cambios racistas no son una solución para nada.

Hitler y sus maestros vislumbraban que la humanidad, necesita una evolución, ellos creían que deben enrumbar un nucleo escogido de humanos hacia lo más fuerte entre lo fuerte; los resultados nos son conocidos; ¿cuanta diferencia hay entre esa lógica y la que propone, nuevamente, procurar manipular la "evolución" de la humanidad hacia un mundo más ¿naturalista?, utilizando como paradigma un grupo de escogidos por su color de piel?.
¡¡¡¡NO QUIERO CONOCER LOS NUEVOS RESULTADOS!!!!.

Probablemente la humanidad necesite una evolución, finalmente, quien soy yo para contradecir a Nietzche y los mostruos de su tiempo; pero, como toda evolución efectiva, estoy seguro que la humanidad lo logrará de manera sostenida e imperceptible; probablemente sea una tarea para las próximas cien o más generaciones.

En tanto ¿qué hacemos?; exigir que el mundo sea "vivible" para todos, luchar porque la primera, sino excluyente función de los Estados sea proteger a los desprotegidos; que el PERÚ, mi país, se descentralice de verdad; QUE SUS OBSOLETOS, ANACRÓNICOS PARA EL MOMENTO DE LA HISTORIA QUE VIVIMOS, ERRADOS ESTAMENTOS COMO LOS GOBIERNOS REGIONALES, desaparezcan de una vez por todas; que nuestras normas de convivencia sean eso y no imposiciones al antojo de alguien que puso unos cuantos billetes en la cuenta de un impresentable "congresista"; que tengamos el derecho de nacer, desarrollarnos humanos con toda la amplitud que eso significa y morir donde elijamos, sin fronteras, y fundamentalmente sin los robos de futuro, causa final de la mayoría de las frustraciones humanas.

Por esas cosas no soy indigenista, no soy aymarista.

Waldir


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